Por Pablo Solovera
Reparto: Elisabeth Moss, Aldis Hodge, Storm Reid, Harriet Dyer, Michael Dorman, Oliver Jackson-Cohen
Dirección: Leigh Whannell
Género: Thriller
Clasificación: +14
Duración: 2h 5m
Sinopsis: Atrapada en una relación violenta y controladora con un científico rico y brillante, Cecilia Kass escapa en la oscuridad de la noche y desaparece en la clandestinidad, con la ayuda de su hermana, su amigo de la infancia y su hija adolescente. Pero cuando el ex abusivo de Cecilia se suicida y le deja una generosa porción de su vasta fortuna, Cecilia sospecha que su muerte fue un engaño. A medida que una serie de espeluznantes coincidencias se vuelven letales, amenazando la vida de aquellos a quienes ama, la cordura de Cecilia comienza a desmoronarse mientras intenta desesperadamente demostrar que está siendo cazada por alguien que nadie puede ver.
Con el futuro de un universo compartido en juego, aunque oficialmente ya se desechó la idea, el riesgo era muy alto, pero, tras lo que fue “La Momia” y “Drácula: La Historia Jamás Contada”, las expectativas eran muy bajas. Y, gracias a las atrevidas decisiones de dirección, una elección correcta de elenco y una mirada refrescante al género, logran convertir a “El Hombre Invisible” en una gran sorpresa, posicionándose como uno de los grandes éxitos en cartelera.
Leigh Whannell no solo es un director inteligente, es un cineasta inteligente. Sus guiones dieron vida a las primeras entregas de la saga de “El Juego Del Miedo” e “Insidious”, además de su debut dirigiendo la tercera parte de esta. Luego, dirigió el éxito cyberpunk “Upgrade”. Toda esa experiencia en géneros similares, pero con temáticas muy distintas, le ha dado la reputación suficiente como para poder hacerse cargo de un proyecto ambicioso: volver a contar una historia que se ha contado antes, y lo hace de forma valiente y totalmente atrevida. Whannell no tiene miedo, y se nota. Logra, en un poco más de dos horas, combina el misterio del thriller, con la libertad del terror sobrenatural, pasando incluso por recursos inesperados como el del subgénero de Casa Embrujada, o de “Found footage” o “registros encontrados” (a lo “Actividad Paranormal” o “El Proyecto de la Bruja Blair”), para luego convertirse en una película de acción, marcado por la presencia constante de un terror psicológico. Sus transiciones de géneros, sean de golpe o sutiles, son precisas, al igual como son las transiciones entre sus muy marcados actos en los que se desenvuelven grandes puntos de giro en la trama, advertidos con “foreshadowing” o presagios sutiles, estratégicamente ubicados, haciéndola inteligentemente predecible, o más bien, recompensando tus predicciones.
La experiencia del director australiano se refleja también en el elenco y sus actuaciones. Tras la salida del actor Johnny Depp del proyecto, la película perdía un nombre importante para ayudar en la publicidad de la película y también una actuación importante para poder sostener la historia cuando fallara. Se reestructuró la película y la labor la obtuvo Elisabeth Moss, quien ha obtenido buenos comentarios y nominaciones por su trabajo en la adaptación de “El Cuento de la Criada” y previamente en “Mad Men”. Esos elogios parecen no ser en vano, debido a que su actuación en “El Hombre Invisible” sorprende de manera positiva. Teniendo que llevar la película durante gran parte de su duración prácticamente sola en escena, o compartiendo con un personaje que es, como el nombre lo dice, invisible, su labor no defrauda en lo más mínimo. El realismo de sus reacciones, incluso cuando no reacciona, solo se puede relacionar a una buena dirección, la que la logró guiar de manera perfecta para saber entregar sus emociones de manera verosímil y que te hace inmediatamente apoyarla en cada decisión correcta que toma, y criticarla en sus errores, como buena película del género. La rápida caída del personaje de Katherine Moss a la locura es lógica, y está llena de detalles escondidos en su temática que hacen que el realismo vaya tomando fuerza en una película llena de cosas que escapan de la realidad. El apoyo de las actuaciones de Aldis Hodge y especialmente de Storm Reid son precisos y ayudan a su personaje a progresar naturalmente en diversos parajes de la historia, jamás sintiéndose absurdos, fuera de lugar ni forzados.
Las buenas actuaciones, eso sí, se ven mermadas por diálogos cursis y de mal gusto, llenos de momentos que te harán voltear los ojos o sonreír incómodamente, saliendo un poco del trance que es la película. Los mismos diálogos también tienden a sobre explicar la película, incluso cuando el espectador probablemente no tendrá problemas entendiendo el subtexto de lo que está pasando. Junto a esto, y a pesar del atractivo que conlleva cada uno de sus personajes, no se logran desarrollar suficiente, quizás por el breve lapso de tiempo que abarca la historia, pero esto no se siente como un defecto, ya que solo genera más interés en querer saber qué pasó antes o después, incluso, en sus vidas.
Y es en los detalles en los que se consolida la fórmula de “El Hombre Invisible”. Su delicadeza a la hora de mostrar sus cartas es elegante, y sus referencias están presentes sin ser descaradas. Un trabajo de cámara variado, presentando diversas técnicas para mostrarnos a los personajes, siempre con planos impecables y de muy buen gusto, jamás teniendo una mala decisión en este departamento, acompañado de una elección de música sublime, hacen de la película un pequeño guiño a la elegancia de Tom Ford en “Animales Nocturnos” o de David Fincher en “Perdida”, tomando ciertas referencias temáticas, de ritmo o visuales, jamás abusando de la oscuridad, teniendo una iluminación natural en gran parte de la película, algo que se destaca y se agradece.
Pero es su temática la que se lleva todos los elogios. Detrás de su trabajo perfeccionista en la puesta en escena, está su tema: la violencia de pareja. El peor horror es humano, y no un monstruo sobrenatural. “El Hombre Invisible” trata el tema con respeto, pero sin dejar de lado lo impresionante que es esta realidad tan cotidiana en muchas personas, especialmente mujeres, y como la justicia rara vez hace algo ante las amenazas serias o, incluso, atentados contra la vida de sus parejas. El daño psicológico permanente que puede hacer una relación abusiva y tóxica está presente en el desarrollo del personaje de Moss, tal como su justificación a estos hechos y su incapacidad de salir de ahí. Todos conocemos a alguien que vivió o está viviendo lo que vive su personaje, y es por eso que es tan real. Dejando de lado todo lo que es ficción, se esconde un mensaje fuerte, duro y crítico, que no es para nada invisible, como tampoco lo es el dolor, físico y mental que provoca esto. Es imposible separar a la obra de su enseñanza, y es por eso que es necesario hacer algo tangible para condenar por todos lados la violencia en las relaciones, atreverse a denunciar y apoyar a quienes lo hagan.
Conclusión: una película que se atreve a hacer de todo, y lo hace de forma efectiva, paseándose por varios géneros sin dejar de lado el misterio y tensión del thriller, teniéndote al borde del asiento por toda la película. Sus personajes son atractivos y te atrapan, aunque podrían tener más desarrollo, funcionando todos como un acompañamiento de la sólida actuación protagónica de Elisabeth Moss. Logra, en un género del que quizás no se espera tanto, tocar temas tan importantes como el abuso y la violencia en la relación de forma realista, respetuosa y con una recompensa importante en su desarrollo. “El Hombre Invisible” no crea un género nuevo, pero si le da una refrescante pasada a una variedad de películas, marcando un precedente positivo, no solo para las siguientes entregas del imaginario del Dark Universe, sino que en el género. ¿Le permitirá este éxito reconsiderar su idea de un universo compartido? Solo el tiempo dirá.
8/10
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