Por Pablo Solovera
Reparto: Isabelle Huppert, Brendan Gleeson, Marisa Tomei, Greg Kinear, Jerémie Rénier, Pascal Greggory
Dirección: Ira Sachs
Género: Drama
Clasificación: TE
Duración: 1h 38m
Sinopsis: Tres generaciones luchan contra una experiencia que les cambiará las vidas durante un día de vacaciones en Sintra, histórica ciudad portuguesa conocida por sus jardines, villas y palacios de ensueño.
Es difícil aceptarlo, pero es imposible negarlo: todos somos un poco entrometidos. Nos encanta saber de las vidas ajenas, de lo que está haciendo el de al lado. La curiosidad a veces nos supera, y nos vemos sumidos en lo profundo de historias de otras personas, conociendo cada detalle de estas. “Frankie” es eso. Es una historia íntima de una familia disfuncional, rota y llena de problemas, conflictos internos y mucho, mucho dolor, dirigida por el talentoso director americano Ira Sachs y protagonizada por la galardonada Isabelle Huppert.
Cuando se habla de cine francés, se sabe que se está hablando de algo distinto, pero “Frankie” no es tan distinta a lo que tenemos acostumbrado. A pesar de ser una coproducción francesa-portuguesa, Sachs es un director de cine americano y, para bien o para mal, se nota en su cinematografía. A diferencia del cine francés, que es muy privado, íntimo y casi voyerista con su cámara en mano y planos cortos, donde las emociones se llevan en el rostro y los gestos y no tanto en el diálogo, “Frankie” es una película mecánica, con cámaras firmes en sus trípodes, donde el movimiento no da espacio a errores; además de estar lleno de largas conversaciones que pecan de una leve torpeza al explicarse demasiado.
Su falta de sutileza se recompensa por su precisa elegancia en las actuaciones, especialmente la de Huppert. Se podría decir, a ratos, que el personaje de Frankie solo circula por la historia, dejando que las cosas le pasen, sin ninguna motivación, lo que debería ser un “error” en la narrativa tradicional, pero en este caso es solo un reflejo fiel y realista de lo que una mujer en su situación viviría, y de las relaciones interpersonales entre una familia disfuncional. Sus diálogos, lamentablemente, a veces están de más y desechan la tensión que generan las situaciones, pero esto se deja pasar porque, finalmente, “Frankie” es una película familiar, y las familias son así: imperfectas, no saben cuando callar o como salir de situaciones incómodas. Sus falencias son falencias realistas, que todos hemos vivido, y que Brendan Gleeson y Marisa Tomei, sin desmerecer al resto, logran demostrar de manera que nos hará sentir parte de este grupo de gente.
Conclusión: este breve y elegante vistazo de la vida privada de una familia y sus asuntos nos deja con gusto a poco, pero “Frankie” logra ser una combinación precisa entre la intención artística de un cine “de autor” y la plasticidad del cine americano, fallando quizás por su intención de ser demasiado perfecta que se traduce en, simplemente, algo de aburrimiento. Sus actuaciones son totalmente realistas, sin histrionismo artificial, y son sus personajes los que sostienen la película, y te hacen querer conocer más a esta gente con la que te llegas a identificar en su lento transcurso, pero, al igual que el mensaje final de la película, debemos aprender a dejar ir.
6/10
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