Dirección: Nanni Moretti
Género: Documental
Duración: 1h 22m
Clasificación: n/a
Sinopsis: Existe una historia poco conocida sobre el papel de Italia durante un momento crucial en la historia chilena, en concreto tras el derrocamiento del gobierno democrático de Salvador Allende en septiembre de 1973. Entremezclando imágenes de archivo de los años 70 con entrevistas registradas durante 12 días en el año 2017, el documental reconstruye el papel de la embajada italiana en Santiago de Chile en los meses siguientes al golpe de Estado de 1973, en particular como asilo para cientos de refugiados opositores a la dictadura militar de Augusto Pinochet, ofreciéndoles la posibilidad de ayudarlos a abandonar el país (Cinechile)
A pesar de que el cine chileno ha utilizado la Dictadura como contexto en el cine desde hace años de manera incansable, rara vez se atreven a hablar de forma directa de las cosas como fueron, quizás por miedo a la crítica, o simplemente para no quedar mal con nadie. Históricamente, ha sido la visión extranjera la que ha tenido la valentía de llevar a la pantalla un relato verídico y de frente, sin tapujos. De la mano del aclamado director italiano Nanni Moretti, “Santiago, Italia” nos cuenta los días posteriores al Golpe de Estado que derrocó el Gobierno de Salvador Allende e instauró una sangrienta y violenta Dictadura que gobernó durante casi 20 años, violando los DDHH sin ningún remordimiento.
Tras el Golpe, las detenciones ilegales a cargo del Ejército y Carabineros eran pan de cada día y la gente, asustada, comenzó a refugiarse en Embajadas, saltando muros, pidiendo asilo y una salida segura de un país que perdía su democracia. Si “Héroes Invisibles” nos contó una versión bastante ficcionalizada del relato del diplomático finés Tapani Brotherus y su esfuerzo para ayudar a salvar más de 2000 vidas que, sin su ayuda, habrían sufrido los peores vejámenes de la Dictadura, “Santiago, Italia” nos muestra la realidad de forma cruda, a través de una hora y veinte de entrevistas con los mismos protagonistas que sufrieron torturas, perdieron a sus seres queridos, o tuvieron que abandonar un país al que, algunos, jamás volvieron.
En conversación con personalidades de la talla de Horacio Durán, José Seves o Jorge Coulón de Inti-Illimani, quienes estuvieron exiliados en Italia durante 15 años y fueron importantes opositores a la Dictadura, los cineastas Carmen Castillo, Patricio Guzmán y Miguel Littín, la periodista Patricia Mayorga, quien ha dedicado su carrera a exponer violaciones a DDHH o el artista Eduardo Carrasco, parte de la Brigada Ramona Parra del Partido Comunista, conocida por sus coloridos murales. También cuenta con la participación de la galardonada periodista nacional Alejandra Matus, autora de “El Libro Negro De La Justicia Chilena”, quien ha dedicado su carrera periodistica a destapar los crímenes de la dictadura, de la diputada comunista Carmen Hertz, quien fue detenida y torturada tras el golpe, y sufrió la pérdida de su esposo, Carlos Berger, y quien fue parte de la Vicaría de la Solidaridad, entre muchos otros rostros.
Algo que separa a “Santiago, Italia” de otros tantos relatos del Golpe de Estado es la valentía y la casi insolente actitud de su director. Moretti no se va con rodeos. Se atreve a decirle en la cara a un militar genocida y torturador, condenado por Violaciones a los DDHH algo de lo que podrían aprender otros cineastas: no es imparcial. Moretti no da espacio a interpretaciones diversas; mientras intercala los fuertes relatos de tortura con imágenes del bombardeo a La Moneda y los detenidos en el Estadio Nacional, no tiene miedo a enaltecer la valentía de Salvador Allende, en hablar del desabastecimiento artificial, la influencia extranjera en el Golpe, y dejar en claro que, en estos casos, las posturas son importantes y necesarias.
Moretti relata las acciones de la Embajada Italiana, quienes lograron salvar muchas vidas que, de guardar silencio y no actuar, habrían sido arrebatadas por la mano de la dictadura genocida de Augusto Pinochet. Sin dobles lecturas, su director deja una clara enseñanza que debe ser recordada, especialmente estos días: tenemos que tomar acción. En nosotros está la posibilidad de trabajar para derribar todo lo que instauró la Dictadura, aprender (y enseñar) a reconstruir, sin perdón ni olvido, avanzar sin transar y decretar: para que nunca más en Chile.
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