Por Pablo Solovera
Reparto: Tom Hanks, Matthew Rhys, Susan Kelechi Watson, Chris Cooper
Dirección: Marielle Heller
Clasificación: TE +7
Duración: 1h 48m
Sinopsis: El galardonado y cínico periodista, Lloyd Vogel (Matthew Rhys), acepta a regañadientes la tarea de escribir un artículo de Esquire sobre el querido ícono de la televisión Fred Rogers (Tom Hanks), con esto la perspectiva de la vida de Vogel se ve transformada después de su encuentro con Rogers.
Marielle Heller debería ser considerada una de las mayores timadoras del cine de los últimos años. Desde que se supo de la intención de esta película que todo nos hace esperar una película biográfica del legendario presentador de televisión Fred Rogers, protagonizada por Tom Hanks, pero a mitad de camino, o incluso mucho antes, es que la joven directora estadounidense nos golpea en la cara con un intenso drama, cargado de ansiedad y tristeza, acerca de las relaciones de familia y el crecimiento personal, protagonizado por el actor Matthew Rhys. Nadie te advierte antes de entrar a la sala de sus verdaderas intenciones, así que lo haremos nosotros: lleva pañuelos. Muchos.
La historia, basada en hechos reales, y específicamente basado libremente en un reportaje del periodista Tom Junod, publicado en 1998 en la revista Esquire, titulado “¿Puedes decir… Héroe?”, nos toma desprevenidos como espectadores entre todas las emociones que nos hace sentir. Existe una palabra en portugués, saudade, que no posee una traducción precisa al español, y lo han definido como “bien que se padece y mal que se disfruta”. Hace referencia una melancolía más específica en relación a algo que se sabe que no volverá. “Un Buen Día...” tiene la capacidad de hacernos sentir ese saudade, pero por motivos totalmente inexplicables. Probablemente no fue mucha la gente en Chile que pasó su infancia viendo el show de Mr. Rogers, contemporáneo a “Plaza Sésamo”, pero aun así logra hacernos remontar a la infancia con solamente sus primeros minutos, sacándonos una sonrisa y dejando de lado el cinísmo con el que se vive la sociedad hoy en día y, a través de esta melancolía, que nos adentramos en un viaje para ir, juntos, descubriendo los motivos ocultos detrás de la película.
Uno de los motores de “Un Buen Día…” es la actuación precisa de Tom Hanks, que viene a ser un revulsivo en cuanto a las películas biográficas en donde los actores buscan imitar a la persona real, mientras que Hanks no se parece físicamente, no posee ni busca acercarse a el tono de voz de Mr. Rogers. No quiere ser una copia de tan importante personaje de la televisión, por lo que prefiere replicar lo que sus televidentes hacían: mientras los niños veían en Rogers a una figura paterna ausente, a un profesor que no tuvieron las mismas oportunidades, quizás un amigo o simplemente un hombro para llorar, sea a la distancia, o en persona como cada vez que Fred Rogers se perdía entre la gente que le pedía autógrafos o solo un abrazo. Esta gente tenía su propia versión de Mr. Rogers, y es esto lo que nos ofrece Tom Hanks, enseñando también a los actores que vengan adelante que no siempre será necesario una imitación precisa, cuando a veces un homenaje basta. Cuando tienes actuaciones así, obviamente hay un gran mérito de la directora de la película, pero no podemos dejar de reconocer a Tom Hanks como uno de los grandes actores de la historia. Aquí, con una suave voz y gestos muy suaves, dándose el gusto de interpelar a los espectadores directamente, rompiendo la cuarta pared sutilmente cuando es necesario, siempre con una sonrisa que tanto caracterizaba a Mr. Rogers. Con su actuación Tom Hanks demuestra que sigue vigente, y nos sigue haciendo creer lo que sea que nos ponga enfrente. Su caracterización le valió una nueva nominación a los premios de la Academia, pero esta vez como Mejor Actor de Reparto. Entonces, si el Mr. Rogers de Tom Hanks no es el protagonista de la película de Mr. Rogers, ¿quién es? Lloyd Vogel, la versión ficticia del periodista Tom Junod, quien escribió el reportaje en el que se basó la película.
Lloyd Vogel, caracterizado por el actor Matthew Rhys, es el verdadero protagonista de la historia y, aunque no pretendan ocultarlo, si puede parecer una sorpresa e incluso un riesgo el opacar a un personaje tan amado por muchos. Vogel es de esos personajes que dicen mucho sin decir con palabras, solo usando gestos, movimientos y su mirada. Los silencios del periodista nos entregan tanta información como lo podría hacer un narrador o un diálogo complejo acerca de lo que pasa dentro de su cabeza, pero es justamente este silencio una parte tan importante de la película, debido a que nos invita a nosotros a reflexionar acerca de nuestros propios dolores. Vogel comienza como un cínico periodista con una mala reputación que recibe, para su mala fortuna, la tarea de armar un perfil sobre Mr. Rogers. Su desconfianza con la humanidad, marcado por sus propias decepciones de la vida le hace difícil el creer que pueda realmente existir una persona como Mr. Rogers. Es fácil sentirse identificado con el personaje de Lloyd Vogel, especialmente con la vida que se vive hoy en día. Mientras tenemos películas llenas de crítica social despiadada a través del sufrimiento, de la violencia y de la locura, Vogel es un oasis de problemas cotidianos, lejos de la fantasía. Vogel es, a primera impresión, un hombre real, con fallos que contrarrestan la perfección de Mr. Rogers quien se convierte en su perfecto antagonista al atacar todos sus defectos y guiarlo a ser una mejor persona. Al final, de eso se trata “Un Buen Día en el Vecindario”: de ser mejor persona o, mejor dicho, de querer ser mejor persona, sin dejar de lado el apoyo de Andrea Vogel, la esposa del periodista, con la actuación de Susan Kelechi Watson, quien hace de voz de la conciencia de un, a ratos, perdido hombre ante la adversidad.
No es coincidencia que podamos identificarnos con la incertidumbre de Vogel, con el optimismo de Mr. Rogers. Esto se debe al tremendo trabajo de adaptación de guión que merecía, sin lugar a dudas, una nominación a los Óscar, donde Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster ya vieron varias nominaciones por esto en otras premiaciones. El tomar un reportaje y convertirlo en un viaje que apela al crecimiento personal, al aprender a perdonar y a mejorar, no es fácil, pero incluso un guión perfecto no sirve de nada sin una gran dirección, y fue por esto que desde hace casi diez años que la historia se veía paralizada sin un equipo que pudiese realizarla, apareciendo en el Black List de 2013, donde se mencionan a los guiones no realizados que obtienen mayor reconocimiento o “likes” de especialistas. El reportaje de Tom Junod, el guión adaptado de Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster o las intenciones que pudiesen tener Tom Hanks y Matthew Rhys no serían nada sin el trabajo de dirección de una increíble Marielle Heller que supo donde poner el énfasis necesario para que su historia funcionara.
“Un Buen Día…” no se trata de un exceso de las mejores tomas con encuadres artísticos, ni un trabajo de arduo CGI o prótesis para engañar al espectador. Heller rechazó esto, dirigiendo a su equipo de maquillaje a solo aplicar una peluca y trabajar las cejas de Tom Hanks, invirtiendo su mayor trabajo en las actuaciones, lo que sus personajes dicen, como lo dicen, y lo que callan. El cambio de lo esperado respecto al protagonismo beneficia a la película al no darle el tiempo para desarrollar al hartazgo a un personaje que, probablemente, los más acérrimos interesados en esta película ya conocen a perfección, dándole espacio a que su temática sea el motor de la historia. Mezclando la inocencia que nos demuestra Mr. Rogers con la crudeza seria y melancólica de Vogel nos logra poner a ratos una sonrisa en la cara incluso al más cínico de todos para después hacernos llorar de forma desgarradora a través de su mensaje reconfortante y esperanzador, con una gran enseñanza de siempre seguir luchando para ser lo mejor que podamos ser.
Conclusión: Con mucho respeto a la historia, a sus espectadores y con sus actores y gran valentía, quizás solo pecando de predecible, es que Marielle Heller nos regala casi dos horas de una terapia grupal, disfrazada de un clásico instantáneo, en la que nos terminaremos por replantear nuestras relaciones interpersonales y cómo vivimos la vida, para después poder mirar al de al lado y decir, fuerte y claro, que es realmente un buen día en el vecindario.
9/10
Por último, queremos invitarlos a leer el reportaje "Can you say... Hero?" (Aquí mismo dejaremos el link en caso de que quieran revisarlo) y a ver desde mañana "Un buen día en el vecindario", cinta que se estrena en Chile gracias a Andes Films Chile.
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