Por Pablo Solovera
Reparto: August Diehl, Valerie Pachner, Matthias Schoenaerts, Maria Simon
Dirección: Terrence Malick
Clasificación: +14
Duración: 2h 54m
Sinopsis: Basada en hechos reales, del visionario escritor-director Terrence Malick, “Una Vida Oculta”, es la historia de un héroe no reconocido, Franz Jägerstätter, quien se rehusó a luchar por los Nazis en la Segunda Guerra Mundial. Cuando el humilde campesino se ve ante la amenaza de ser ejecutado por traición, su fe inquebrantable y el amor por su esposa Fani y sus hijas es lo que mantiene su espíritu vivo.
Terrence Malick es un director que siempre logra generar opiniones divididas, pero que, a pesar de esto, logra mantenerse fiel a su estilo. Con una carrera de más de cuarenta años (y un descanso de veinte) que lo respaldan, el director norteamericano vuelve a incursionar en el género que lo lanzó al estrellato en 1998 con “La Delgada Línea Roja”, que recibió siete nominaciones al Óscar. Una historia cargada de drama, emociones y mucha intensidad, que nos logra meter de lleno en el contexto histórico de la Austria ocupada por los Nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Cuando una película se plantea a sí misma con una duración que bordea por pocos minutos las tres horas, debe lograr recompensarte por la larga duración con una narrativa interesante o con un desenlace satisfactorio, al menos. Partiendo por aquí, Malick se queda a medias en ambas premisas, prefiriendo mantener su sello característico. Lo lamentable es que cuando comenzamos a ver la historia del campesino austriaco, ya sospechamos su desenlace, o simplemente conocemos una historia similar; y es que hay muchas historias que con los años se han hecho ficción del régimen Nazi, pero lamentablemente gran parte de ellas tienen en común que se centran en hombres blancos. Quizás sea hora de atreverse a contar una historia realmente distinta, planteando un mensaje político firme y contestatario, no quedándose en la comodidad de oponerse a lo que hace ya años se estableció como errado. Es hora de reconocer a las mujeres, personas de color o minorías que también han sido héroes y heroínas con historias sin contar.
Cuando la dirección toma un ritmo que no se asemeja a lo que el cine tradicional propone, se necesita que otros factores tomen importancia y destaquen para no enfrentarse a un fracaso. Uno de los puntos en que se puede sostener una película es su elenco, pero aquí también uno se encuentra con decisiones cuestionables de parte de la producción. August Diehl en el rol protagónico de un hombre que rechazó jurar lealtad a Hitler es, a lo menos, curiosa, debido a que ya nos deleitó con magníficas actuaciones como un general de alto mando de los Nazi no una, sino dos veces, de la mano de Quentin Tarantino (“Bastardos Sin Gloria”) y de Robert Zemeckis (“Aliados”), por lo que resulta extraño verlo en la otra vereda en “Una Vida Oculta”. Lamentablemente, ya sea por falta de material con el que trabajar, o por poca motivación direccional, Diehl no logra destacar en su rol, viendo a un personaje egoísta y obstinado con una misión clara, pero que no logra jamás transmitir a la audiencia esta seguridad y confianza en su fe como razón de su decisión. Así, la misión de llevar la historia recae en la actriz austriaca Valerie Pachner y, definitivamente, ella no decepciona.
Pachner logra, con pocos y precisos diálogos, llenarnos de angustia y nos reina la empatía al ver como ella va pagando las consecuencias de la decisión de su marido. Los otros personajes no logran interactuar lo suficiente con la historia como para influenciar lo suficiente, y lamentablemente la emotividad que podrían evocar en conjunto no se logra hacer presente del todo, teniendo que apelar a las emociones propias y ponerse en el lugar del otro. Una decisión artística inexplicable es la de haber grabado las escenas de conversaciones y sus narraciones en inglés, y todo lo de fondo en alemán, cuando la historia transcurre íntegramente en Austria y Alemania. Con el éxito que tuvo “Parásitos”, una película surcoreana realizada en coreano, podría acusarse incluso de falta de visión a su director, o de no atreverse a incursionar en un idioma que no es su lengua materna. Sea cual sea la razón, le quita inmersión a la película y le juega en contra, quizás condicionado también por su variado elenco multinacional, con actores y actrices alemanes, austriacos, suecos, suizos y belgas, entre otros.
Aun así, a Malick parece no importarle nada de esto y decide, fiel a su estilo, centrar gran parte del atractivo de su película en los aspectos técnicos. Volviendo a trabajar con Jörg Widmer, su director de fotografía en “El Árbol de la Vida”, es que da rienda suelta a su creatividad con planos con cámara en mano, cámaras a raz de piso y un trabajo musical increíble. Cada aspecto de lo que se entiende (o malentiende) como “artístico” está ahí. Una belleza descomunal en cada plano nos hace admirar los bellos paisajes rurales, la dureza de los campos de concentración, los rostros avejentados y destruidos de sus prisioneros o la inocencia de la niñez. “Una Vida Oculta” es, sin dudas, una película que se atreve a ser hermosa en un contexto horrible, que intenta dar un mensaje político y de esperanza con una historia que pasó hace ochenta años, pero que puede perfectamente ser aplicable a los valores y principios que se lucha por mantener hoy en día. Es liberal, es conservadora, o simplemente es, pero existe un mensaje político ahí que se demuestra a través de la sutileza que, quizás acortando la película una hora, se perdería y se convertiría en una película más de guerra, pero es esta misma sutileza la que se agradece y hace que no sea, por ningún lado, una película destinada al fracaso, y también nos viene a recordar que el cine no existe solo para entretener, porque también puede entregar un mensaje.
Conclusión: sus desabridos personajes, lánguida historia y soporífero ritmo no logran cautivar el interés, más si la atención constante, ni instauran posibilidad de reflexión alguna detrás de las motivaciones de su protagonista, pecando de una soberbia artística que, aunque a ratos no encaje con la narrativa, la experiencia le permite a Terrence Malick expresar con éxito rotundo, reflejado en que "Una Vida Oculta" posea una dirección tan sublime, que sus innecesarias tres horas de duración logran pasar a segundo plano para darle un nuevo aire a un género en decadencia, como lo es la película biográfica histórica, abriendo debate acerca de cuántas otras historias anónimas, fuera de la zona de confort, quedan todavía sin contar.
7/10
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