Por Magda Otsu
Reparto: Grimanesa Jimenez, Trinidad Gonzales, Bernardita Nassar
Dirección: Valentina Reyes
Género: Drama
Duración: 1h 17min
Clasificación: +14
Sinopsis: Una familia compuesta por tres generaciones de mujeres, convive y coexiste con sus distintos procesos y etapas de vida en una antigua casa de Ñuñoa. Por un lado, Leonor, debe decidir su futuro, por otro Mónica decide vender la casa en la que han vivido toda su vida, y finalmente, Emilia, debe enfrentarse al Alzheimer, provocando que esta familia se transforme, se disuelva y se una en torno a un mismo espacio y tiempo que se ve reflejado en una casa que está prontamente por venderse. (Cinechile)
“Las Mujeres de mi Casa” es la última cinta proveniente de la casa productora de la Escuela de Cine de la Universidad del Desarrollo. Dirigida por Valentina Reyes y producida por Consuelo Gonzales, el pasado domingo 16 de agosto tuvo su primera muestra en la competencia nacional de la versión Nº16 de SANFIC. Es preciso señalar que dentro de las siete películas que se encuentran en competencia, esta es una de las dos en donde una mujer ocupa el cargo de dirección. El film es un retrato de la clase media chilena en una casa de Ñuñoa, en donde tres generaciones conviven y son contenidas por un hogar lleno de recuerdos que forma parte inherente de sus vidas. Debido a una situación de fuerza mayor, Monica (Trinidad Gonzales) toma la difícil decisión de vender la casa, lo que causa tensiones dentro de su familia. Su madre e hija también se encuentran lidiando con situaciones complejas como el Alzheimer y la incertidumbre de su futuro, respectivamente, lo que hace que el despedir la casa de toda una vida duela un proceso diferente para todas.
El cotidiano que se despliega en pantalla se encuentra influenciado por un Santiago que experimenta varias revueltas sociales, nutrido de cacerolazos y feminismo que se suma al ambiente bohemio, de cariño y melancolía que colma la mencionada casa. La historia transcurre casi por completo dentro de esta locación, que guarda años, memorias y objetos invaluables para este clan. Desde las obras hechas por “Lela” (Grimanessa Jimenez) a lo largo de su vida hasta, los álbumes de fotos que guardan la presencia del difunto abuelo de la familia, muebles que han sido heredados por varias generaciones, hasta la tecnología y gustos contemporáneos de Leo (Bernardita Nassar). Es muy lindo ver cómo conviven y se encuentran mundos distanciados por tantas décadas en un mismo espacio y por lo mismo es tan trágico ver como las protagonistas deben desligarse de él.
Es cautivador presenciar cómo cada mujer representa una faceta del tiempo además de tener una psicología propia y reconocible que convergen en algunos puntos. El personaje de Emilia encarna la resistencia a una inevitable pérdida; se enfrenta simultáneamente al desvanecimiento de recuerdos físicos e intelectuales y no le queda más que resistir hasta que sea tiempo de dejar ir. Mónica es quien más fuerte golpea este periodo, ya que es ella la que debe enfrentar cara a cara a esta crisis y tomar las decisiones necesarias para poder subsistir. En última instancia se encuentra Leonor, la voz del mañana, alguien que todavía está encontrando su lugar y que todavía está en una etapa de descubrimiento del mundo y del lugar en el que vive. Tres mujeres que, a pesar de ser tan diferentes, poseen un lazo afectuoso más fuerte que cualquier lugar físico.
Una película que posee una mirada joven y feminista que le entrega una fuerza muy bella a esta casa y a las mujeres que la habitan, gracias a unas buenas actuaciones sugerentes, que permiten al espectador completar los espacios en blanco. Un drama familiar acerca del fin de un ciclo y el estar forzado a dejar atrás algo irremplazable, una situación que puede resultar familiar para muchos. Además de tener una carga dramática importante, también existen risas, momentos dulces y situaciones identificables que hacen de esta película una entretenida y significativa experiencia.
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